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CRÍTICA DE MÚSICA

La 'Marina' de la crisis

MANUEL DEL CAMPO

Domingo, 1 de marzo 2009, 02:59

L AS tres primeras óperas españolas que se estrenan en el Teatro Real de Madrid son del compositor navarro Emilio Arrieta (1821-1894), que viene a ser el triunfo del italianismo en nuestro teatro musical. 'Ildegonda' (1854), 'Isabel la Católica' (1855), que cambió su título anterior de 'La conquista de Granada' y 'Marina' (1871), las dos primeras sobre libro de Temístocles Solera y Miguel Ramos Carrión, que transformó en ópera el librero creado por Francisco Camprodón para la anterior 'Marina' zarzuela.

La 'Marina' ópera es la más popular de cuantas de autores españoles se cantan en nuestro país (es al teatro lírico lo que 'Don Juan Tenorio' de Zorrilla al drama), muchas veces representada y repertorio de los grandes tenores hispanos como Fleta, Lázaro, Kraus, etc.

Anteanoche 'Marina' abría la 20 Temporada Lírica del Teatro Cervantes, recortada hasta tres títulos, que podría ser definida como la temporada y la 'Marina' de la crisis. Lleno en la sala y el contratiempo hace semanas anunciado de la sustitución del barítono malagueño Carlos Álvarez.

'Marina' es obra que requiere especialmente un buen cuarteto vocal solista, coros -toda su parte es de importancia- y orquesta. La acción la sitúa Camprodón, por cierto catalán, en las playas de Lloret con marineros y pescadores de fondo y desarrolla una historia sentimental sobre la joven Marina. Este papel lo incorporó la soprano Rocío Ignacio incidiendo sobre todo en los agudos y agilidades que requiere la partitura, no escasos de volumen y agresividad; el excelente tenor Jorge de León posee una voz bella, estilo y clara dicción; el barítono Juan Jesús Rodríguez exhibió claridad comunicativa y un buen hacer; el también barítono Federico Gallar -habría que analizar las tesituras escritas para barítono y bajo por Arrieta, a veces intercambiadas- cumplió al igual que Ricardo Muñiz, María Lourdes Benítez y Antonio Jerez en cometidos de menos empeños.

Francamente bien el Coro de Ópera de Málaga que dirige Francisco Heredia, sober todo las voces masculinas sobresalientes, y correcta la Orquesta Filarmónica de Málaga en el foso, destacando el solo de trompa del preludio del tercer acto. Salvo algunos descuadres y excesos de fortes, que los hubo, Miquel Ortega llevó con buen tino el timón de esta 'Marina'. Dirección escénica de Horacio Rodríguez de Aragón -demasiadas y ostentosas borracheras, movimiento al uso- y escenografía y vestuario pasaron sin más.

Al público le costó entrar en la obra, números conocidos no se aplaudieron y según transcurría la representación cobró mayor interés el desarrollo de la ópera, que en los saludos finales tras concluir 'Marina' se notó más calor e insistencia en la acogida a los intérpretes y directores. Si el texto del libreto como en el caso de las traducciones se ofreciera simultaneamente al desarrollo de la obra se ganaría en comprensión. Y nuevo toque para los programas de mano, bajo míminos.

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