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El sistema Iriscom calibra la mirada de un afectado por parálisis cerebral antes de iniciar el manejo del ordenador. / ANTONIO SALAS
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Una herramienta informática pionera permite el acceso a los ordenadores a los afectados de parálisis cerebral al sustituir el ratón por el movimiento del iris

REGINA SOTORRÍO

Viernes, 30 de enero 2009, 10:11

Viven encerrados en un cuerpo inmovilizado, incapaces de controlar sus músculos y de comunicarse con normalidad con el exterior. Y lo que aún es más duro: en muchos casos son totalmente conscientes de su situación. Alrededor de 120.000 personas -unas 3.500 en Málaga- sufren parálisis cerebral en sus distintos niveles en España, un desorden permanente e irreversible que afecta a la función motora del individuo.

En la vida diaria, esta discapacidad se traduce en la imposibilidad de leer o escribir, en la dificultad para hablar y, en definitiva, en la ausencia total de autonomía. Ante esta realidad, el acceso a las nuevas tecnologías es una barrera más. O lo era. Una innovadora herramienta informática desarrollada en España y presentada ayer en Málaga sustituye el ratón y el teclado del ordenador por los ojos de la persona. «Permitirá a los paralíticos cerebrales abrirse al mundo, comunicarse y participar de la sociedad como cualquier otro individuo», resaltó el director de la Asociación Malagueña de Padres de Paralíticos Cerebrales (Amappace), Domingo Collado.

A través de la tecnología de la videoculografía infrarroja, el sistema bautizado como Iriscom detecta los movimientos oculares del sujeto. Tras un proceso de calibración, el dispositivo consigue deducir el punto de vista del individuo dentro de la pantalla del ordenador. Con esa información, ya es posible controlar la dirección del ratón simplemente con la mirada. Cuando la vista se posa durante un corto espacio de tiempo sobre un punto en concreto, la herramienta actúa como si el usuario hubiera hecho un 'click'.

Jugar y aprender

De esta manera, con una serie de programas adaptados -muchos de los cuales se descargan de Internet de forma gratuita-, la persona con discapacidad puede desde escribir un texto fijando su mirada en las letras de un teclado digital que aparece en la pantalla, hasta jugar, formarse e incluso navegar por la Red. Con apenas 300 gramos de peso, este dispositivo es compatible con cualquier ordenador medio (con 2 GB de RAM y disco duro de 120 GB) y su precio por unidad es de 7.000 euros.

Ahora, el sistema Iriscom acaba de llegar a Málaga, a Amappace, donde permitirá a una treintena de jóvenes malagueños con parálisis cerebral manejar un ordenador de forma «rápida, libre y directa», algo impensable para ellos hace tan sólo unos meses (existían otras tecnologías, pero menos prácticas). Y todo ello será posible gracias al Proyecto Ediris, financiado en un 80% por el Ministerio de Industria (que ha aportado cerca de 290.000 euros, a través de su Plan Avanza) y en un 20% por la Confederación Aspace, que agrupa a las principales entidades de atención a la parálisis cerebral del país.

Amappace es el tercer centro de España que cuenta ya con esta herramienta informática, pero en breve serán 30 asociaciones las que se beneficien del avance tecnológico y llegará a más de mil usuarios. Es un gran paso, pero no es suficiente. Desde Amappace, pidieron a las autoridades competentes que se «generalice» el apoyo a este tipo de proyectos, de tal manera que con el tiempo se pueda conseguir que el sistema Iriscom estuviera ya instalado en los portátiles.

Detrás de Iriscom hay una historia personal de lucha contra las barreras que impone la sociedad de la información. Los empresarios vascos Pedro Palomo y José María Arrazola comenzaron a buscar una solución para facilitar la vida a aquellas personas que están «en una situación de enclaustramiento» físico en 2003, poco después de que la mujer de Arrazola falleciera de esclerosis lateral amiotrófica (ELA). «Ella nos decía parpadeando cuando le mostrábamos las letras que lo más duro de todo era no poder comunicarse», explicó Palomo. Descubrieron entonces que, aunque la función motora se deteriora, el control sobre el movimiento de los ojos permanece siempre, y sobre él actuaron. Ahora, ellos fabrican y distribuyen el sistema Iriscom, forman a quien lo vaya a utilizar y ofrecen la posibilidad de asistencia por control remoto.

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