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Salvador duerme en uno de los sofás de los reservados del pub. / ANTONIO SALAS
Un hostelero duerme en su bar por miedo a que le roben
MÁLAGA

Un hostelero duerme en su bar por miedo a que le roben

El empresario pasa las noches en su pub desde hace 14 días ante la oleada de asaltos que padece la zona de Parque del Sur

JUAN CANO

Viernes, 30 de enero 2009, 04:10

A las dos de la madrugada, Salvador Soriano se despide de los últimos clientes que quedan en su bar. Los acompaña hasta la puerta para echar la cancela. Pero no cierra por fuera, sino por dentro. Después de terminar su jornada laboral, el joven hostelero empieza su particular guardia nocturna. Por delante le quedan seis horas de duermevela en un incómodo sofá.

Desde hace 14 días, Salvador pasa las noches atrincherado en su pub, el 'Caiga quien caiga' -situado en la calle Sinaí, en la zona de Parque del Sur de la capital-, por miedo a que le roben. Su temor se debe a la oleada de atracos que están sufriendo comerciantes y hosteleros del barrio desde hace mes y medio. «Hemos contabilizado -le está ayudando otra empresaria- unos 18 casos en Parque del Sur», comenta el hostelero, de 32 años. «De los 14 bares que hay -prosigue- les ha tocado a 11, así que quedamos tres. Y no quiero ser el siguiente».

Recogida de firmas

Los dos empresarios están recopilando todas las denuncias que se han interpuesto en el barrio -han robado en bares, panaderías o farmacias- y están recogiendo firmas para pedir que se incrementen las medidas de seguridad, según explica Salvador, que ya fue víctima de un robo violento en su pub en 2008.

El hostelero reaccionó hace 14 días cuando su padre le avisó de que habían asaltado tres locales en una misma noche. «Cuando vi el descaro con el que actuaban -los tres establecimientos están en la misma calle, paralela a su negocio- decidí que debía proteger el mío».

Para ello, ha optado por quedarse de noche para vigilar. La primera semana estuvo solo, pero desde hace unos días lo acompaña su hermano. «Tengo marcado el número de la policía en el móvil para enseñárselo a los ladrones a través del cristal si pasan de la puerta, que da a la calle», relata Salvador. «Si con eso no consigo que se vayan, tendré que enfrentarme a ellos».

El cansancio no ha hecho mella en él, aunque apenas duerme cinco o seis horas al día. De hecho, según manifiesta, piensa aguantar al menos hasta final de mes.

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