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En 2018 Málaga sumará 21.165 extranjeros, según cálculos del INE. / CARLOS MORET
Málaga tendrá más jubilados y menos inmigrantes
MÁLAGA

Málaga tendrá más jubilados y menos inmigrantes

En la próxima década se prevé una fuga de extranjeros y un aumento del 30% de la población con más de 65 años La provincia alcanzará los 1,7 millones de habitantes en 2018

ALMUDENA NOGUÉS

Jueves, 22 de enero 2009, 03:19

Durante la próxima década, Málaga tendrá más arrugas y menos acento extranjero. La estimación la firma el propio Instituto Nacional de Estadística (INE), que ayer sacó la calculadora para perfilar los grandes trazos que configurarán la estampa demográfica de la provincia en el horizonte de 2018. Sus conclusiones advierten de que para dicha fecha crecerán significativamente los habitantes por encima de los 65 años (nada menos que un 31,8%) mientras que la inmigración procedente de fuera de España se desplomará un 31,5%.

La gran Torre de Babel en la que se ha convertido Málaga en los últimos años comenzará pues a perder peldaños. Los mismos expertos del INE alertan de que la inmigración será el componente «más volátil e incierto en el futuro cercano». Su hipótesis es que el peso de este colectivo sufrirá una «severa corrección» entre 2009 y 2011. De hecho, no habrá que esperar mucho para comenzar a palpar tal batacazo. La previsión apunta a que en 2010 la entrada de foráneos ya se rebajará un 29,7%, hasta los 21.701. A partir de entonces, las cifras se estabilizarán, de modo que el 2018 rondarán los 21.165.

Descensos paulatinos

La inmigración interna (esto es, la procedente de otras provincias españolas) seguirá el mismo patrón, con descensos paulatinos a partir del presente 2009. El registro del INE revela que en 2008 la provincia ejerció de anfitriona con 24.706 habitantes nacidos en otras ciudades del país, una cifra que se recortará hasta los 19.952 (un 19,2%) en 2018.

En los últimos años, la población inmigrante se ha consolidado como el principal balón de oxígeno que ha ido evitando que el crecimiento demográfico de la provincia acabe asfixiado. Al respecto, las estadísticas del INE muestran que los ciudadanos extranjeros han sustentado el avance del padrón en la mayoría de municipios malagueños, hasta el punto de que casi el 70% de los nuevos residentes incorporados en 2008 fueron foráneos.

Las condiciones climatológicas, unidas al potencial económico de la Costa del Sol, han propiciado que Málaga se afiance como el imán más poderoso de Andalucía para este colectivo, que ya representa al 16% del total de empadronados, a una distancia abismal de Almería o Sevilla.

Pero este escenario dará un importante giro durante la próxima década. La inestabilidad financiera unida a la caída de actividad en la mayoría de sectores productivos (especialmente en la construcción) está dejando huella en los denominado flujos de población. Los números extraídos del INE sostienen que, en apenas tres años, Málaga ha perdido un 25% de saldo migratorio. Un concepto farragoso resultado de la simple ecuación de cruzar el volumen de inmigrantes con el de emigrantes.

El desplome del ladrillo (que ha impulsado junto al turismo el desarrollo económico de la provincia) explica, según la profesora del Departamento de Geografía Humana de la Universidad de Málaga, Carmen Carvajal, la fuga actual de inmigrantes hacia otros destinos con mejores perspectivas laborales. Un fenómeno en el que también inciden otras claves: «A principios del siglo XXI vivimos una etapa de boom migratorio sin precedentes. Finalizado ese ciclo, ahora estamos recobrando la normalidad, en parte, por la situación de crisis», puntualiza Carvajal.

Pese a todo, esta experta prefiere ser optimista y anima a hacer una lectura positiva de los datos del INE. «Málaga sigue siendo un importante foco de atracción. De hecho, aunque llegarán menos extranjeros, debemos quedarnos con la buena noticia de que seguirán llegando, con lo que está cayendo».

Y continúa: «Si se compara el crecimiento demográfico previsto en la provincia con el de otras grandes ciudades como Madrid o Barcelona o con puntos del litoral mediterráneo como Alicante podemos estar satisfechos», destaca.

Entre 2002 y 2008, Málaga ganó 241.103 habitantes. Entre 2008 y 2018 se calcula que el padrón acoja a otras 258.231 personas, un 7% más; una realidad que contrasta con la prevista en el conjunto nacional, donde dicho ritmo de avance demográfico no sólo no se incrementará, sino que bajará un 11,9%.

Avance de población

En 2018, siempre según el INE, Málaga tendrá 1.787.082 habitantes, un 16,9% más que los actuales. El problema, como indican las tablas, es que la mayor parte de ese crecimiento recaerá sobre la población de más de 65 años, lo que agravará el envejecimiento de la provincia.

Así, entre 2008 y 2018 se estima que los menores de 15 años aumentarán un 21,9% (56.885 personas). El colectivo de mayores de 65 superará este registro en diez puntos, con un avance del 31,8% (68.043 habitantes) para el mismo decenio.

A tenor de la última revisión del padrón uno de cada cinco malagueños (el 19,5%) atesora más de seis década de vida. Así, de los 1.563.261 habitantes que suma la provincia, 304.840 sobrepasan esa edad.

Carvajal recuerda que este auge de población mayor está muy ligado tanto a la mayor esperanza de vida, fruto de los avances médicos y sociales, como a la importante presencia de jubilados europeos en la provincia. Además, las llamadas generaciones del 'baby boom', comienzan a engordar esta franja de edad, lo que agravará más si cabe las cifras en los próximos años.

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