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Manuel García Coego tras su perro 'Trus'. / EFE
No sin mi perro
VIVIR

No sin mi perro

Un viajero que llevaba diez días en Barajas buscando a su mascota perdida en el aeropuerto se reencuentra con ella antes de Navidad

IVÁN ALONSO

Miércoles, 24 de diciembre 2008, 02:47

Que el perro es el mejor amigo del hombre es una frase tan gastada que ya no tiene brillo. Unos lo son mucho, como los cánidos que se usan en los rescates, y otros menos, como los pastores alemanes que esperaban al escritor Primo Levi a su llegada al campo de exterminio de Auschwitz y cuyos ladridos furiosos no pudo olvidar ninguna noche. En cualquier caso, son mayoría los perros de ojos oscuros y fieles dispuestos a sacrificarse por su amo. La pregunta es si verdaderamente el hombre es también amigo del perro.

Los galgos ahorcados en los olivares, los abandonados en vacaciones y los que se sirven de bocadillo en Oriente lo negarán con sus cabezas, pero 'Trus', un pequeño sabueso que se perdió el 12 de diciembre en el madrileño aeropuerto de Barajas, puede presumir de tener un amo tan fiel casi como él mismo. Su peripecia y la particular cruzada de su dueño acabaron el lunes cuando el can apareció en el cercano pueblo de Barajas que da nombre al aeródromo de la capital.

La jaula se abrió

Manuel García Coego, de 46 años, viajaba el viernes 12 de diciembre desde Canarias a Santiago de Compostela vía Madrid, donde debía cambiar de avión. En la bodega iban en una jaula sus dos «compañeros», como él los llama, dos perritos de raza beagle, uno macho y otro hembra, que al ser trasladados por un operario de Iberia al avión con destino Santiago se escaparon por las pistas del aeropuerto. Al parecer la jaula se abrió y, como en la noche de San Juan, no quedaron allí ni los perros.

La hembra, ladradora pero poco mordedora, no quiso proseguir la escapada, y a las cinco horas le fue devuelta a García Coego, quien pasó pronto de estar desolado por la pérdida de sus animales a la indignación.

Manuel se quejó de falta de información «durante cinco días» y denunció a Iberia por haber extraviado a sus mascotas. Por último, en un arranque de fidelidad canina, anunció que se disponía a pasar los días y noches en la terminal hasta que su 'Trus' apareciera y pudieran proseguir viaje los tres juntos hacia Santiago.

«Sería una traición irme porque es mi compañero», aseguraba durante estos diez días a los periodistas y curiosos que se interesaban al notar su aire apaleado, con la barba y el pelo largos, una bolsa tirada de una cuerda y unos carteles donde, a la par de llevar la cuenta de los días que llevaba sin 'Trus', culpaba a la compañía de «crueles» y poco menos que de mataperros.

La dentellada no fue del agrado de Iberia. La empresa de transporte aéreo aclaró que el pasajero fue informado la misma noche del suceso de que los perros no habían embarcado y que, tras una investigación interna, se le explicó que al manipular la jaula esta se desarmó por los puntos de sujeción.

A otro perro con ese hueso, debió pensar este antiguo trabajador de la construcción, que armado con una fotografía de su mascota movilizó a halconeros, bomberos y Guardia Civil de Barajas para que, si lo veían, lo capturaran. Incluso llegó a entrar en zonas de máxima seguridad del aeropuerto por si estaba por allí. La especial «sensibilidad» demostrada, según Iberia, hizo que la compañía se comprometiera a proseguir la búsqueda con personal propio.

Esta acabó el día de la lotería a las siete de la tarde. 'Trus' ya se encuentra feliz y seguro después de haber echado una cana al aire junto al amo más fiel que can alguno tuvo desde 'Lady', la perra que su dueña salvó de morir ahogada en el 'Titanic'.

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