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Una de las obras de González para la exposición. / SUR
La fragmentación de la realidad
EXPOSICIÓN

La fragmentación de la realidad

ENRIQUE CASTAÑO ALÉS

Viernes, 19 de diciembre 2008, 03:45

ESTA exposición de Curro González (Sevilla, 1960), en rigor, sólo lo es de dos cuadros. De dos cuadros de gran formato, uno de ellos enorme. En ambos reflexiona sobre la fragmentación de lo real, sobre la parcelación del pensamiento, sobre el concepto de vacío a partir de la visión de lo lleno, y lo hace sin renunciar a su lenguaje desde hace muchos años, especialmente a la ironía, aunque tampoco deja de reservarle un espacio al simbolismo.

En el fondo, se trata de una pintura profundamente autobiográfica, o, si se prefiere, en la que lo único que cuenta son las preocupaciones intelectuales y plásticas del artista.

En ambos cuadros se parte de Courbet. El primero, titulado 'El estudio', se inspira en el célebre 'L'Atelier du peintre' del máximo exponente del realismo. A Courbet, hombre de sólidos principios estéticos y morales, le interesaba la pintura en sí misma, más que el tema, a pesar de sus devaneos revolucionarios. Lo ha sabido expresar muy bien Argan cuando dice de Courbet que para él el arte empieza y termina en el arte, del mismo modo que la 'técnica' no puede ser reemplazada, pero también afirma que para Courbet, y esto es decisivo, el trabajo del artista se transforma en un paradigma del trabajo humano.

Courbet todavía creía en la utopía, para algunos críticos en la fourierista. Curro González vive en una época que hace mucho tiempo que dejó de creer en cualquier utopía. La revolución, las revoluciones, han resultado ser un fiasco. Todas terminaban destruyendo la libertad individual. Tampoco puede detenerse el sevillano en reflexionar sobre las clases sociales, como lo hace Courbet. Prefiere representar sus obsesiones.

Vacío espiritual

Pero lo fundamental aquí quizá sea la representación de la acumulación de los objetos, lo que paradójicamente es un indicador del vacío espiritual del mundo contemporáneo. La unidad está definitivamente rota. De ahí, los cuadros que proceden de la pintura principal.

El segundo cuadro, titulado 'La presa', también se inspira en Courbet, en concreto en los paisajes que hizo de un lugar recóndito y salvaje, 'Le puits noir', de oscuro significado erótico para algunos, por la relación entre el agua y los fluidos seminales, o de más oculto aún significado político para otros.

El artista sevillano Curro González disemina por entre el paisaje retratos irónicos de figuras dilectas para él del mundo del arte y de la creación poética, pero su propia dispersión nos habla de nuestra fragmentación, la atomización irreversible del sujeto posmoderno.

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