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PILAR R. QUIRÓS
Lunes, 15 de diciembre 2008, 12:34
Un estado famélico digno de un cuadro de El Greco de mal gusto, a lo que se sumaban en algunos casos úlceras por todo el cuerpo, debilidad y tumores. Este era el aspecto desolador que presentaban 25 caballos pura sangre cuando llegaron a inspeccionar las cuadras de Colmenar los agentes del Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. Esto provocó que el propietario de la finca, al parecer un constructor con problemas económicos, según informó la Guardia Civil, fuese imputado por un delito de maltrato animal. La denuncia llegó a través del colectivo andaluz contra el maltrato animal y medioambiental Acma, que envió varias fotografías a la Benemérita para que se interesase por la situación de los equinos.
Los agentes fueron a la inspección acompañados de un veterinario de la Junta. El diagnóstico de los caballos de pura raza española, valorados entre 6.000 y 9.000 euros, era evidente: desnutrición. Atrofia en la masa muscular, debilidad, falta de brillo en el pelo, peso muy inferior a su talla y raza, sobre todo en el caso de los sementales, era el parte general del veterinario sobre el estado de los equinos. En concreto, uno de ellos presentaba úlceras por todo el cuerpo y otro tenía masas tumorales en varias zonas.
Tras esta inspección, los agentes tomaron declaración al propietario, un empresario del sector de la construcción, que alegó que, por problemas económicos les suprimió el suministro de grano desde el verano y sólo los alimentaba con paja. Al parecer, indicó que estaba esperanzado en que le hiciesen efectivos varios pagos que tenía pendientes para poder atender a sus animales. Los pura sangre han sido intervenidos, pero la dificultad para llevarlos a otro lugar ha hecho que permanezcan en la misma explotación. Eso sí, un inspector de Sanidad Animal de la Delegación de Agricultura y Pesca visitará periódicamente las instalaciones para ver si mejora el estado de salud de los animales. Además, esta no es la primera denuncia que se le cursa a este empresario por desatender a sus equinos. La primera se produjo también por el Seprona el pasado mes de octubre. «Falta de la alimentación adecuada para el normal desarrollo de los caballos», rezaba. Hoy, la situación es mucho más acuciante, ya que se prevé que incluso dos de los animales tengan que ser sacrificados, en concreto los dos que padecen úlceras y tumores. Tras la denuncia, su dueño ha hecho una promesa esperanzadora: de ahora en adelante les dará más comida.
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