Las obras de Damian Hirst marcan un hito en la historia de las subastas

En el circuito artístico ya sólo se habla de marketing tras la macrosubasta en Sotheby's de un lote de 223 obras de Damien Hirst, un artista británico que ha dado una vuelta de tuerca en el mercado al lanzarse a vender su obra al mejor postor sin su galerista. De esta forma, ha generado una modificación en el canal de venta, ya que es la primera vez en la historia que un artista consagrado decide saltarse una de las normas sagradas: vender sin su galerista y, además, conseguir que una histórica casa de subastas apueste por ello.

Su iniciativa ha provocado, desde el punto de vista de los galeristas, un problema a nivel ético, como explicó la brasileña Luisa Strina, al recordar el gran esfuerzo que realizan las galerías por apostar por el talento de artistas cuando son desconocidos en el circuito.

Ante ello, otros tratan de «mantenerse abiertos», en palabras de la colombiana Mónica Manzutto, directora de la puntera galería mexicana Kurimanzutto, quien expresó su confianza en que la galería de Hirst -la Gagosian- también haya salido ganando con ello, ya que es «un prestigio que un artista tuyo se revalorice así».

Y, por otro lado, esta apuesta mercantil ha apuntalado uno de los nuevos y diversos caminos que el circuito del arte está tomando, debido a que «la comunicación y la manera de jugar están cambiando», remarcó Manzutto. De ahí que la macroventa de obras de uno de los artistas más valorados y punteros haya acaparado, durante dos días de subasta en la capital londinense, la atención de un grupo hiperselecto de ricos consagrados y emergentes.

Sea como sea, esta operación ha revolucionado el mercado. Aún así, lo que se espera es que la dinámica de las galerías con sus artistas continúe desarrollándose de la misma manera. Y es que como señaló la galerista española Juana de Aizpuru, Hirst «es un personaje del marketing vivo».