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CH. L. MONJAS
Martes, 19 de agosto 2008, 03:59
Vivir el día a día, no decepcionar y acabar el trabajo realizado con un buen sabor de boca. Esta es la filosofía de la siempre risueña Silvia Jato , que ha vuelto a recuperar su privilegiada posición dentro de los concursos gracias a 'Fifty, Fifty', con el que ha se ha estrenado en Cuatro. Licenciada en Ciencias Económicas, la ex miss se ha vuelto a quedar sin vacaciones y la culpa la tiene este espacio que triunfa en las tardes de la privada al superar el 8% de cuota media y captar la atención de más de medio millón de espectadores.
Lo suyo es apuntarse victorias.
Estamos supercontentos. El equipo es muy bueno, todos creemos en el proyecto, pero no esperaba el éxito porque el verano es una época fastidiosa, no sabes qué quiere la gente. 'Fifty, Fifty' da dinero, y esto siempre gusta, y cada concursante juega contra uno mismo, es un espacio que no pone trampas.
Ya, pero hay tantos concursos para elegir...
Sí, pero éste es de los pocos que producen acción-reacción. No se trata sólo de ver la caja tonta, la gente no se conforma con ser un mero espectador.
Cuatro se caracteriza por apostar por rostros nuevos. Usted es toda una veterana.
Paula Vázquez, Nuria Roca y yo somos los únicos rostros que llevamos tiempo en esto y estamos en Cuatro. La cadena me ha abierto las puertas, pero mi relación es con la productora. Como buena jugadora, siento los colores, me siento chica de Cuatro.
Piensa en el futuro
Entonces, 'Fifty, Fifty' no es su único proyecto a la vista.
No pienso en el futuro, voy día a día. Cada vez es más complicado sacar adelante un trabajo porque la competencia es mayor. Todos están muy pendientes de las audiencias para adivinar qué quiere ver la gente. Si surgen otros proyectos, encantada, pero ahora estamos con este concurso y no nos podemos parar.
Vamos, que más que comunicadora, hay que ser psicóloga.
Antes los espectadores eran más manipulables. No quiero decir que consumieran cualquier cosa, pero había menos televisiones, menos opciones de entretenimiento, y era más fácil atraer la atención. Ahora el público es muy exigente, tiene donde elegir y hay que ofrecer lo mejor. Al espectador no se le puede engañar.
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