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HAMILTON. Sin duda es él, Lewis Hamilton, con Ángel Sánchez y una camarera. / SUR
Pues Hamilton estuvo en El Chinitas...
FERIA DE MÁLAGA 2008. LA CONTRAFERIA

Pues Hamilton estuvo en El Chinitas...

Pues estuvo. No era una leyenda urbana. Lewis Hamilton estuvo en Málaga acompañando a su novia, la maciza líder de los Pussycat Dolls, que cantaban en el acto de apertura de la feria organizado por la MTV

PEDRO LUIS GÓMEZ

Lunes, 18 de agosto 2008, 20:17

PUES estuvo. No era una leyenda urbana. Lewis Hamilton estuvo en Málaga acompañando a su novia, la maciza líder de los Pussycat Dolls, que cantaban en el acto de apertura de la feria organizado por la MTV. El piloto de Fórmula 1, el gran enemigo de Fernando Alonso, llegó a Málaga el jueves, pasadas las 10 de la noche, y se fue a darse una vuelta por el Centro de Málaga, para recalar en el restaurante El Chinitas, uno de los más singulares y típicos de Málaga. Allí, entre arrumaco y arrumaco, entre besito y besito, se comió una fritura malagueña, un par de platos de gambas de la bahía y una buena ración de jamón y se lo pasó en grande. Al finalizar la comida, el bueno de Hamilton, que lejos de su perfil de borde, desagradable y antipático estuvo más que amable con todo el mundo, se hizo una fotografía con el gerente del establecimiento, Ángel Sánchez, y con el personal, firmando autógrafos y, en suma, demostrando que se lo había pasado en grande. Pues eso... que encontramos a Hamilton, que ha estado en Málaga, y que se quedó totalmente alucinado con lo que vio el pasado viernes por la noche en las playas de La Malagueta. Sin duda, un visitante ilustre... Desgraciadamente también aparecieron por Málaga los indeseables, los fanáticos asesinos de ETA, que se dedicaron a poner bombas y a fastidiar a la buena gente de paz, que es su felicidad máxima. Locos impresentables y sanguinarios, como ya lo hemos demostrado, no os queremos por estos lares ni por asomo... Dejarnos en paz.

La feria vivió el sábado por la noche su puesta de largo en el real, y la verdad es que había expectación por ver cómo era el nivel de afluencia por aquello de la crisis, y la verdad es que no estuvo mal. Es cierto que los sábados ya no son lo que eran en la feria, si bien es por diversos motivos: el real es mucho más grande y eso disipa la sensación de agobio de gente, a la vez que hay muchas más casetas... El nivel de afluencia fue aceptable, y la fiesta se prolongó hasta bien entrada la mañana del domingo, si bien es cierto que desde hace años el día grande las fiestas de Málaga es la víspera del festivo de entre semana, o sea, que se espera un lleno absoluto en el real esta noche. ¿Y Hamilton? Ya se fue con su moza a otra parte, porque ahora le espera Valencia. Mientras, la feria del Centro mantiene su vigencia y su vida. Intentar acorralarla o desviarla es misión imposible. El ambientazo de ayer lo demuestra, con un mogollón de gente y mucho ambiente en las calles. Aparte que hay una cosa evidente, la restauración malacitana vive una semana grande, y eso es algo a tener en cuenta. Hay que potenciar la feria del Centro y dejarse de medias tintas, porque hay ganas y marcha. ¿Que si venden menos los comercios? Con todos mis respetos, en los días de feria no creo yo que ninguno venda más de lo que lo hace en la actualidad, porque son unas fechas comercialmente hablando muy malas salvo para todo el tema de bares y restaurantes... En fin, que la fiesta sigue por todo lo grande y por todo lo alto aunque ayer se viera salpicada por el terror de los impresentables etarras, que llegaron a la Costa del Sol para intentar quitarle la comida y los jornales a la gente trabajadora que vive del turismo. Maldita sea su estampa...

Estamos de feria, y en la fiesta nos queremos quedar. Y en la fiesta, los toros. Ya llegan las buenas corridas. Una feria tan larga obliga a llenar carteles con toreros que pueden ser admirados por otros lares, especialmente por el norte, pero que aquí ni gustan ni triunfan... Ya verán ustedes cómo en esta semana que empieza hoy La Malagueta se vestirá de éxitos, olés y orejas. Al tiempo. Y un abrazo a Francisco Rivera Ordóñez. Mil corridas de toros está al alcance de muy pocos. Un monstruo.

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