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PPLL
Sábado, 16 de agosto 2008, 14:51
VENÍAN a la Feria de Málaga precedidos de grandes éxitos de Despeñaperros para arriba, pero aquí, en el sur, mostraron vulgaridad y falta de recursos para plantar cara a los toros de Martelilla y de la Casa de los Toreros que, para el caso, es lo mismo. Ni Uceda Leal, ni Curro Díaz ni Juan Bautista fueron capaces de dar una sola vuelta al ruedo, lo que pueden ustedes imaginar cómo fue la tarde.
En el primero, con un pitón derecho muy veleto, sólo vimos una media verónica decente de Uceda Leal, que ejecutó una faena sin relieve. Nunca llegó a conectar con los tendidos. Sí lo hizo cuando dejó una buena estocada y salieron algunos pañuelos para pedir el trofeo para el madrileño. En el cuarto, también dibujó una preciosa media para colocar al toro por segunda vez al caballo. Sus subalternos dieron un mitin en el tercio de banderillas. El de Martelilla tenía las fuerza justas y el diestro fue poco a poco metiéndolo en la muleta hasta conseguir lo mejor con la mano izquierda, sin ser nada del otro jueves. Al animal lo vacíaba hacia fuera y nos temíamos que pudiera llegar a El Palo. Fue ovacionado tras matar de estocada caída.
Plasticismo
Curro Díaz tiene hechuras de torero de arte, y algunos ramalazos dejó ayer en La Malagueta. Por ejemplo, fueron buenas las tres verónicas que instrumentó al salir el toro del caballo por primera vez. Con la muleta destacó la segunda serie con la derecha y un cambio de mano muy torero, gustándose. Después de probar con la izquierda, volvió a coger la diestra para dejar unos derechazos desmayados configurando una escena plástica de belleza estética. Hubiera cortado una oreja si acierta con el acero, pero necesitó de cuatro pinchazos y un golpe de verduguillo.
Sainete con los palos
En el quinto, su cuadrilla ofreció un lamentable tercio de banderillas y el toro terminó por esperar a los rehileteros. Curro Díaz estuvo desacertado, no acabó de cogerle el sitio, y permitió que el burel le enganchara los engaños. Una de las veces quedó desarmado y el jiennense se fue cariacontecido a las tablas a por la espada de verdad. Liquidó a 'Candito' de un pinchazo y estocada efectiva que provocó un derrame. Al menos tuvo la vergüenza torera de meterse en el callejón y responder desde allí a las palmitas de cortesía que hubo en su honor.
Sin pena ni gloria
El francés Juan Bautista llegaba a Málaga después de cortar el día antes dos orejas en la feria de San Sebastián. Parece que todo el esfuerzo lo hizo allí porque por aquí pasó sin pena ni gloria. Lanceó al tercero del encierro con las rodillas en tierra y continuó de pie con cierta soltura. El toro recibió dos picotazos y arreciaron las protestas del público cuando perdió las manos. Esa sería la tónica, porque el animal volvió a caer varias veces durante la faena de muleta. Era como si le pesara en exceso esos 560 kilos que dio en la báscula. El francés prolongó innecesariamente una faena que no había. Mató de un metisaca, dos pinchazos y una estocada trasera. Hubo bronca al toro en el arrastre y silencio al diestro.
Toro desaprovechado
Juan Bautista desaprovechó en el sexto al mejor toro de la corrida, un colorado de nombre 'Jaramago', del hierro de la casa madre. El burel, al menos, tenía movilidad y se desplazaba con corrección, lo que aprovechó el galo para sacar muletazos templados, pero hacia fuera, y dándole medios pases. El toro estuvo por encima del torero. Digamos que el animal descubrió las carencias de Juan Bautista, que pasaportó a la res de pinchazo hondo y descabello. Y aquello se acabó sin que los grandes triunfadores del norte de España y de Francia dieran ni una triste vuelta al ruedo.
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