El Fundi, que debutaba en Málaga, corta dos orejas con un toreo serio

Después de las clases prácticas de las escuelas taurinas y de las novilladas picadas, la feria taurina de Málaga arrancó con las corridas de toros. Y lo hizo con una seria, bien presentada, aunque para ello se tuviera que recurrir a una tercera ganadería para completar los anunciados. Se cayeron del cartel un toro de Concha y Sierra y otro de Albarreal y entraron en el lote dos de Carlos Núñez, que nada tiene que ver con aquella ganadería de los años setenta y ochenta, salvo el nombre.

Impresionante el primer toro que salió con dificultad por las puertas de chiqueros. Parecía por su gran volumen un elefante con pitones. Entendemos que este tipo de toro no sorprenda de Madrid para arriba, pero aquí no estamos acostumbrados a ver estas tremendas moles. El de Concha y Sierra levantó con facilidad la cabalgadura. Sus feas maneras de escarbar hacían presagiar que no iba a servir para el último tercio, pero he aquí que tenía enfrente a un torero con conocimientos, serio, dominador y un valor sereno muy importante para que el animal no viera atisbos de dudas.

El Fundi

Así, El Fundi fue construyendo una faena de menos a más en el centro del platillo, hasta que desveló las bondadosas embestidas del animal. Muletazos templados, sin cogerle la muleta, dejó el madrileño por ambas manos. La estocada fue algo caída, pero de efectos fulminantes, lo que le valió una oreja.

El cuarto, de Albarreal, metió los riñones en el caballo y El Fundi se animó a poner banderillas, con más facilidad que espectacularidad. El diestro, que a pesar de llevar once años de alternativa no había pisado antes La Malagueta, le cogió el sitio y las distancias, y, aunque las series eran muy cortas -tres pases-, tenían la limpieza y el temple suficiente para que el público se entusiasmara con José Pedro Padros -así se llama-. Lo mejor, un cambio de mano casi al final de la faena, engarzándolo con un natural sensacional. Fue atropellado por el toro y se adornó con un desplante preciso. El toro ya esperaba al diestro y éste le metió una estocada casi entera que fue suficiente. De nuevo la gente pidió con fuerza el trofeo y la presidenta lo concedió.

José Luis Moreno

El cordobés José Luis Moreno estuvo mejor en su primero que en su segundo. Fueron dos caras de una misma moneda. El de Concha y Sierra, serio como él solo, recibió tres puyazos -dos en el mismo viaje-. Con la muleta, fueron mejores los pases de pecho, aunque alcanzó una faena estimable con la derecha.

Sin embargo, a la tercera serie, el toro empezó a levantar la cabeza a mitad del pase y ralentizaba su marcha, lo que traslucía un peligro sordo. Terminó por desarmar a Moreno, lo que le animó a ir por el estoque de verdad. Mató de pinchazo, otro hondo y estocada trasera y tendida.

En el quinto, José Luis Moreno ofreció su peor cara. No le supo dar las distancias adecuadas, desconfiado y sin las ideas claras. El toro, al que le faltaban tres meses para los seis, era mirón y reservón. Acertó en matarlo.

López Chaves

Domingo López Chaves es un torero que ha ido de más a menos, y anoche muchos se preguntaban qué hacía el salmantino incluido en la Feria de Málaga. En su descargo hay que decir que el material que tenía delante tampoco le ayudó. El tercero, un castaño astifino, siguió con cierto peligro a los banderilleros. El torero lo manteó antes de matarlo de media estocada trasera, tendida y caída, un pinchazo hondo y un descabello. Pitos al toro y silencio al diestro.

En el último, toro y torero contribuyeron al aburrimiento generalizado. Una media y un descabello pusieron punto final al tedio.