Nanuk el esquimal

VUELVO a ver en DVD algunas de las películas de Robert Flaherty; uno de los grandes cineastas del mundo que únicamente es conocido por unas pocas películas: 'Nanuk, el esquimal' (1922), 'Moana' (1925), 'Tabú', realizada en colaboración con Murnau (1931), 'El hombre de Arán' (1834), 'Historia de Lousiana' (1948). Estas fueron las cinco películas que lo consagraron. La historia del documental empieza con la invención del cine, pero para bien o para mal el apelativo de 'padre del documental' ha sido otorgado por lo general a Robert J. Flaherty. El realizador de 'Nanuk el esquimal' es una de esas personas a las que se puede atribuir la frase de Pascal, que dice: «Uno pensaba que se iba a encontrar un autor, y se encuentra un hombre». Georges Sadoul llamaba a Flaherty el Juan Jacobo Rousseau del cine. El propio Flaherty ya había ratificado con antelación estas palabras cuando declaró a propósito de las comunidades primitivas que tanto le interesaban: «No es la decadencia de estos pueblos, bajo la dominación del hombre blanco, la que me interesa. Por el contrario, deseo mostrar en lo posible la majestad primitiva y la sencillez de estos pueblos». Flaherty retrata en sus películas el alma de los hombres primitivos que aún no han sido corrompidos por la civilización, y lo hace con un lenguaje cinematográfico poético y humanista.

Robert Flaherty, americano de origen irlandés, fue educado cerca de la frontera de Canadá con Estados Unidos. Le gustó explorar los territorios vírgenes desde muy joven y después de terminar sus estudios fue a trabajar como prospector en el Norte de Canadá. Antes de uno de sus viajes, alguien le sugirió que llevara una cámara de cine. Durante los años siguientes filmaría horas de material tanto del país como de sus habitantes y en 1916 empezó a exhibirlo en pases privados en Toronto. La reacción fue entusiasta, pero cuando estaba a punto de enviar lo rodado a Estados Unidos, a causa de la ceniza de un cigarrillo, ardieron todos los negativos. Flaherty tardó años en reunir el dinero suficiente para regresar al norte y volver a rodar. Cuando por fin lo logró, gracias a la peletería Revillon Frères, decidió concentrar sus esfuerzos en rodar a un tal Nanuk, un célebre cazador 'inuit'. Basándose en sus recuerdos de lo mejor que había rodado antes, adaptó los acontecimientos para incluirlos en la nueva película, que mostraba cosas que Nanuk hacía habitualmente, cosas que nunca hacía y cosas que no hacía desde hacía mucho tiempo. El resultado fue 'Nanuk el esquimal', un filme muy influyente pero siempre controvertido.

El cineasta pasó un año y medio en la región de la bahía de Hudson, compartiendo la vida de los esquimales. Allí vivió los avatares de la caza y de la pesca, los banquetes de pescado, los periodos de hambre y de frío, la lucha contra los elementos, la construcción del iglú, la vida familiar de un hogar esquimal. En el otoño de 1921, Robert Flaherty regresaba de la bahía de Hudson con las imágenes de 'Nanuk el esquimal'. El héroe de la película vive en unas condiciones despiadadamente rigurosas, impuestas por el invierno polar, que inspiran un cierto terror. Al mismo tiempo, multitud de detalles cotidianos y familiares impactan en el corazón del espectador. Las condiciones prehistóricas de vida y el contacto con una existencia plagada de penas y de esperanzas, es lo que da a Nanuk una humanidad tan sugestiva.

El documental deja de ser una mirada entretenida sobre pueblos lejanos para convertirse en un encuentro con el prójimo. El que este encuentro alcance todo su sentido se debe a que Flaherty lo supo reflejar de un modo tan simple, tan sencillo, que toda presencia de dirección, toda huella de intervención, desaparece ante el sentimiento de un cine puro. La mirada de Flaherty es la de un observador enamorado de la realidad. Cuando nos muestra la pesca de la foca, con un plano general que dura varios minutos, no pretende evitar la lentitud ni la monotonía. Hay una admirable honradez en este rechazo de toda retórica. Otro director habría concebido un guión más dinámico y variado. Aquí la sintaxis cinematográfica es de una sencillez suma, con el fin de acercarnos lo más posible a la realidad. El estilo de Flaherty es el de la fidelidad a lo cotidiano.

Muchos estudiosos del cine contemporáneo son críticos con la película porque una gran parte parece montada para la cámara (en varias ocasiones casi se puede oír a Flaherty gritando instrucciones a Nanuk y los demás), pero los numerosos defensores que el filme ha ido ganando con los años, como André Bazin, señalaron con perspicacia que el logro más notable de Flaherty fue la forma en que captó la textura de la vida cotidiana. Los detalles de la caza de la foca, tanto si se utilizó o no una pistola, parecen menos importantes que la decisión de Flaherty de seguir en una toma larga el lento avance de Nanuk hacia su presa. Si el rostro radiante de Nanuk cuando calienta las manos de su hijo es pura interpretación, sin duda Nanuk fue uno de los grandes actores de la historia. Sea lo que fuere, cataloguemos la cinta como documental, ficción o híbrido, 'Nanuk el esquimal' sigue siendo una de las pocas películas que merece ser descrita como un clásico.

La película de Flaherty es una oda romántica al coraje y la entereza humana frente a una naturaleza hostil y abrumadora. Pese al lugar de honor que ocupa Nanuk en el título, muchos espectadores se quedan con el recuerdo de la furia arbitraria del paisaje ártico. La película recibió un poderoso y trágico empujón publicitario cuando se supo que Nanuk y su familia habían perecido durante una feroz tormenta de nieve, poco después de que la película se terminara. La extraordinaria e impresionante secuencia final, en la que la familia busca refugio en plena tormenta, fue una terrible premonición.