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Moreno lleva nueve años trabajando como poligrafista en varios países. / ÁLVARO CABRERA
Negocios a prueba de mentiras
MÁLAGA

Negocios a prueba de mentiras

Someten a examen los currículos o sirven para aclarar robos en las empresas. Una compañía malagueña es la única que ofrece la prueba del polígrafo en Andalucía

ESTHER R. CRUZ

Jueves, 19 de junio 2008, 10:59

«Y el polígrafo dice... ¿que miente!». Esta frase, hecha popular debido al uso televisivo del conocido como 'detector de mentiras', se introduce ahora en el ámbito laboral y doméstico. Deja atrás el espectáculo de mostrar los entresijos personales de personajes de la farándula televisiva y de anónimos ciudadanos para hacerse presente en empresas. La compañía Omnis, creada en Málaga hace poco más de un año, pone a disposición de grandes y pequeñas empresas este servicio por el módico precio de 700 euros. Tiene también sucursales en Madrid y Barcelona y, hasta el momento, es la única que ofrece este servicio en Andalucía.

Desde Omnis afirman que el 70% de los candidatos que acuden a procesos de selección de personal oculta o distorsiona algún dato de su historial. Además de corroborar la veracidad en estos casos, el polígrafo permite esclarecer robos y fraudes en el seno de la empresa. También puede servir como prevención de riesgos, ya que si un trabajador sabe que cada seis meses será evaluado sobre su conducta, se abstendrá de cometer irregularidades.

«La televisión ha hecho que todo el mundo sepa que es el polígrafo, pero la gente cree que es algo con lo que se juega. Es una cosa muy seria y un instrumento que sabiéndolo usar y encauzar en las empresas puede ser de mucho provecho. Queremos revertir esa idea de que el polígrafo es sólo para 'show' de televisión», explica Rocío Moreno, la poligrafista de Omnis.

De hecho, en algunos países como México, EE. UU. o Israel, las empresas tienen un experto en poligrafía integrado en la plantilla. En cualquier caso, España va tomando conciencia del uso profesional del polígrafo y más de cien negocios han acudido a Omnis en el último año, una treintena de ellos en Málaga.

A pesar de que Moreno mantiene que no hay que tener «esa mirada crítica de que el examinado siempre miente», su experiencia le ha confirmado que así sucede en la mayoría de los casos. «Mentimos mucho. De las personas que se someten a la prueba un 70% mienten, y sólo un 30% dice la verdad», comenta.

Aunque la mitad de las pruebas que realiza Omnis son para resolver conflictos domésticos, especialmente relacionados con infidelidades, engaños o robos, Rocío Moreno prefiere trabajar en el ámbito laboral. «Fomentamos más el uso empresarial porque es más estimulante y tiene una aplicación más estricta; además, ¿a quien le gusta decirle a una persona que su hija le roba o su novio le engaña? Es un poco incómodo», explica.

Tranquilizantes

Durante el proceso, el examinador se encuentra sólo con el evaluado, que debe encontrarse en buenas condiciones físicas y psicológicas para que la prueba sea fiable. A veces, hay quien recurre a tranquilizantes por lo que entonces hay que esperar unos días para someterlo al 'detector de mentiras'. Primero se le hacen las preguntas para garantizar la comprensión del cuestionario. «Muchas veces uso el aparato por cumplir con la prueba, porque desde la primera entrevista te puedo decir que una persona esta mintiendo, por muchas cosas», afirma Moreno.

Mantiene que la comunicación no verbal es muy importante y que gestos como cruzar las piernas o brazos o mirar hacia arriba y a la izquierda se suelen corresponder con mentiras. No obstante, estos datos no son tan fiables como el polígrafo.

Ese es el siguiente paso. Se realizan las mismas preguntas, pero ahora conectado a la máquina. El examinador hace al menos tres veces las preguntas. Por último, se analizan los datos obtenidos. En alguna ocasión, comenta Rocío, el mentiroso pillado por el polígrafo «llegó a arrodillarse llorando para que no dijera que había participado en un robo». Ella, que no podía hacer nada, sólo le aconsejó que admitiera la culpa e intentara buscar una solución satisfactoria para trabajador y empresa, ya que asegura que es lo mejor en estos casos. «Se trata de un trabajo muy relacionado con la ética», expone.

Tanto es así que los polígrafos casi son tratados como si fueran un arma. Legalmente, las empresas fabricantes de polígrafos deben exigir la licencia para proporcionar sus productos, que además cuentan con número de serie para tener localizados a quienes los adquieren.

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