Los autobuses urbanos y los taxis se suman a la subida de precios

Para subir a un taxi o al autobús urbano va a haber que rascarse un poco más el bolsillo. El pleno municipal aprobó ayer por unanimidad la actualización de las tarifas de ambos servicios, para lo que se ha tenido en cuenta el Índice de Precios al Consumo (IPC). Los precios subirán, pero no de momento, ya que para su entrada en vigor habrá que esperar a su publicación en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP), que no será antes de un mes.

La mayor subida en el servicio de transporte urbano, con una media del 12%, si bien hay que tener en cuenta que las tarifas de los autobuses no se revisaban desde septiembre de 2004. Así, el billete ordinario sufrirá un incremento de diez céntimos, pasando a costar un euro, mientras que el de pensionista aumentará de 0,40 a 0,45 euros. También sube el bonobús, de forma que los diez viajes costarán 8 euros, frente a los 7,20 actuales.

Servicio mínimos

En cuanto a los taxis, en la actualización de los precios se han tenido en cuenta el IPC acumulado desde octubre de 2006. Con las nuevas tarifas, el servicio mínimo alcanzará los 4,20 euros, mientras que el traslado en el casco urbano pasa de 4 a 4,40 euros. Más diferencias hay en los suplementos. Así, por la recogida en el domicilio habrá que abonar un euro (ahora es 0,50) y por cada hora de espera, 17 euros (15). Respecto al plus por nocturnos y festivos, al precio del servicio habrá que sumarle un 20%, el mismo que hasta ahora, si bien el mínimo pasa de 1,30 a 1,50 euros. En cuanto a las tarifas interurbanas, el kilómetro costará 0,48 euros (ahora son 0,46), mientras que el suplemento por nocturnos y festivos se mantiene en el 20%.

El concejal de Transportes, Rodrigo Romero, explicó que «la contención de precios es muy conveniente para los usuarios, pero no se puede mantener por mucho tiempo, ya que se causaría un perjuicio a la empresa».

Por otra parte, el edil recordó que el equipo de gobierno está trabajando en la mejora del servicio de transporte urbano, que fue tachado de «obsoleto, ruidoso y contaminante» por el concejal socialista Jesús Poyato.