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ANGÉLICA MARTÍNEZ
Domingo, 30 de diciembre 2007, 02:41
La química entre Russell Crowe y el director Ridley Scott vuelve a incendiar las pantallas. 'American Gangster' es su tercera colaboración después de 'Gladiator', que le valió el Oscar al neozelandés, y la fallida 'Un buen año'. En esta nueva entrega del tándem, Crowe se viste de policía para enfrentarse en un 'tour de force' actoral con el gran Denzel Washington, que interpreta aquí a un capo de la droga en el Harlem de los años setenta. Ambos personajes, el mafioso Frank Lucas, y el detective encarnado por Crowe existieron en realidad.
No es el primer gánster que interpreta en su carrera. ¿Ha conocido alguno de verdad?
Sí. Y aunque quieras evitarlo, conocer a un gánster suscita una sensación muy extraña, provoca cierto placer conocer a alguien que no respeta las reglas.
¿Por qué fascinan tanto con criminales como Frank Lucas?
La gente que decide vivir fuera de la ley crea sus propias reglas y en particular cuando el negocio mueve millones y millones de dólares. ¿Quién de nosotros no querría levantarse por la mañana e inventarse un mundo a su alrededor? A todos nos fascinan este tipo de mafiosos. Hay una frase de Frank Lucas en la que asegura que no se trata de conseguir dinero sino de hacerse adicto al poder.
¿Y cuál es la reacción de estos mafiosos cuando conocen a una estrella de Hollywood como usted?
Un par de ellos temblaban al saludarme y yo no podía explicarme por qué. Pensé que estaban enfrentándose a algún problema de adicción a las drogas o algo parecido hasta que empecé a hablar con ellos y dijeron estar intimidados ante mí. ¿Joder como se puede poner nervioso con un actor un tipo que trata con delincuentes todos los días! Al final me confesaron que se ponían nerviosos porque les estaba entrevistando Máximo, el 'gladiador' (risas).
¿Cómo es Richie, su personaje en la película?
El dinero no le mueve. Richie es ambiguo, pero el dinero no es su debilidad, es un policía que cree en su trabajo, a él le sorprende lo que ve dentro de la institución. Yo le veo como un patriota orgulloso de ser americano, no importa si en ese momento ser patriota no está de moda, él lo sigue siendo. Quiere hacer lo mejor para su país, por eso se convierte en policía. Un policía que no se deja tentar por la corrupción de las drogas y el dinero como muchos de sus compañeros.
¿Es difícil interpretar a alguien que todavía está vivo?
No se trata de hacer una caricatura de una persona, es mi interpretación de un personaje que está en un guión, en ese sentido no hay ninguna diferencia con otra película. Una vez que conocí a Richie y me dijo que estaba impresionado con mi forma de interpretarle me sentí muy orgulloso. Claro que he tratado de caminar como él, de hablar como él, pero esos son detalles físicos, la presión está en la representación de la historia. Me daba pánico representarle como un mujeriego a quien sólo le importaba su trabajo. No soy un mujeriego, no me gusta comportarme de una forma negativa con las mujeres, no soy esa persona, yo adoro a las mujeres. Pero para Richie tener tantas amantes le lleva a perder la perspectiva, y en ese aspecto humanicé su personalidad.
Buena relación
¿Cómo es su relación con Ridley Scott? Han trabajado en tres películas juntos y ya están rodando la cuarta, 'Body of Lies'.
Es algo natural. Deberíamos haber seguido trabajando juntos después de 'Gladiator' porque los dos sabíamos que disfrutábamos uno con la compañía del otro. Supongo que lo nuestro no es muy normal, él me llamo para hacer 'Black Hawk Derribado' y 'El Reino del Cielo', yo me disponía a rodarla pero sucedió que 'Cinderella Man' se rodaba al mismo tiempo y Ridley no podía esperar.
¿Los actores jóvenes no parecen tener la fuerza y la pasión que usted desprende en la pantalla, Hollywood está perdiendo su 'masculinidad'?
Hay muchos actores con talento en este momento en Hollywood. Yo no interpreté un personaje principal hasta que tuve 25 o 26 años y había hecho mi primera serie de televisión a los seis. Hoy puedo decir que tengo una experiencia masiva en mi trabajo. En los últimos años he vivido de manera muy distinta a como viví en otras épocas. Mi hambre, mi pasión es contar historias y eso es muy importante en nuestra cultura. En ocasiones me meto en problemas porque tengo un sentido del humor muy seco, muy básico, tal vez yo provoco situaciones cuando se me puede malinterpretar, como si fuera arrogante. Pero no lo soy.
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