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JUAN CANO
Miércoles, 5 de diciembre 2007, 15:14
Ha encontrado su guarida en unos cañaverales donde puede esconderse con facilidad. Apenas se deja ver una vez al día. Lo suficiente para que el objetivo de un ornitólogo captase una fotografía que ha puesto en alerta al Seprona de la Guardia Civil y a la Delegación de Medio Ambiente de la Junta. Una serpiente pitón de cuatro metros se ha afincado en una orilla de la desembocadura del Guadalhorce.
El viernes, como cada tarde, el aficionado a las aves Ángel García estaba tomando instantáneas de las distintas especies que pueblan el cauce en su tramo final, junto a Guadalmar. «Intentaba fotografiar un ave sensible -oculta receloso el nombre, como quien guarda un tesoro- cuando se posó sobre una rama. Entonces, traté de enfocarla con el telescopio y vi el 'bicho' detrás».
Ese día no pudo captar la instantánea del reptil porque la cámara se le quedó sin batería. Pero el domingo volvió «a por ella» y, esta vez, sí logró fotografiarla. No fue el único que la avistó. «El ornitólogo profesional Andy Paterson me dijo que la vio sobre las 12.30 horas y que estaba bastante activa», añade.
Ángel ya había dado la voz de alarma a Medio Ambiente y este, a su vez, al Seprona. La foto no dejaba lugar a dudas. «Un experto en reptiles la identificó como una pitón molurus -una especie endémica del sur de Asia- de tres a cuatro metros, que está muy bien alimentada. Nos dijo que, de un pastor alemán hacia abajo, se puede comer cualquier cosa», cuenta el ornitólogo.
Ayer volvieron a verla. Los agentes del Seprona, que llevan varios días buscándola, han decidido sacrificarla de un disparo en cuanto se ponga a tiro por el peligro que representa para las especies autóctonas, sobre todo, para la 'malvasía cabeciblanca', un pato en grave peligro de extinción que está considerado la «joya del paraje». «¿Quién sabe cuántos se habrá comido ya!», reflexionaba en voz alta un agente.
Cerca de un colegio
Pero también para los paseantes que frecuentan el cauce del río. No en vano, la guarida donde se ha visto las tres veces a la pitón molurus está a menos de un kilómetro de la orilla del mar y a 200 metros de un colegio de Guadalmar. El Seprona avisó ayer a los responsables del centro para que los niños no anduviesen por el paraje.
Los técnicos de Medio Ambiente, los guardias civiles y el ornitólogo incidieron en que la persona que la ha soltado es una irresponsable. «No se puede jugar con los animales exóticos y abandonarlos en un hábitat que no es el suyo cuando se han cansado de ellos», opina un agente. Basta con entregarlos en el Seprona.
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