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COLECTIVO. Se estima que en la provincia hay 7.000 personas con problemas auditivos, 3. 000 de ellas con sordera total.
El idioma silencioso
COMUNIDAD SORDA. MEDIDAS DE INTEGRACIÓN

El idioma silencioso

Más de siete mil personas en Málaga sufren problemas auditivos. Muchas de ellas recurren para comunicarse a la lengua de signos, que acaba de ser reconocida oficialmente por el Parlamento

TEXTO: GEMA MARTÍNEZ

Lunes, 12 de noviembre 2007, 02:13

EN la conversación hay tres, aunque la persona que oye debería hacerse a la idea de que sólo hay dos. En la conversación, además de Daniel Aguilar, presidente de la Federación de Sordos de Málaga, está María; aunque María, que es la intérprete, sólo debería ser para la persona oyente una voz que suena a la espalda y que traduce fielmente lo que expresa Daniel a través de sus manos y a través de sus gestos. Es, dice el presidente, uno de los errores más frecuentes: al oyente se le va la mirada hacia la persona que habla, cuando la mirada debería estar puesta en la persona que expresa.

Tanto no está María en la conversación, que no puede responder a las preguntas que se le intentan hacer a ella directamente: «Los intérpretes tienen un código ético ¯dice Daniel a través de la voz de María¯. Deben ser neutrales, traducir fielmente, y mantener el secreto profesional; nada de lo que pueda ocurrir en ese momento, se cuenta».

Lengua, que no lenguaje

Otro de los errores frecuentes es llamar lenguaje a la lengua de signos: «No es un lenguaje parecido a la mímica, como algunos piensan. Está reconocida como un idioma; es una lengua válida, con su gramática, estructura, organización...».

Eso es también lo que dice la Ley 27/2007 de 23 de octubre, por la que se reconoce las lenguas de signos españolas, aprobada por unanimidad en el Parlamento: «Numerosas investigaciones llevadas a cabo en el ámbito nacional e internacional han puesto de manifiesto que las lenguas de signos cumplen todos los requisitos de una lengua natural y poseen unas características gramáticales, sintácticas y léxicas propias».

Miles, millones de signos; tantos signos como objetos, acciones e ideas; tantos como palabras hay para referirlos. Signos en muchos casos icónicos y fácilmente identificables, como el que hace referencia a 'conducir', que representa el gesto de mover con las manos un volante de izquierda a derecha, o a comer, que se representa llevando los dedos a la boca. También hay signos abstractos, que no guardan relación con su significado y que por ello son bastante más difíciles de retener por el profano.

Esta lengua se apoya además en el alfabeto dactilológico, que pone signo a cada una de las letras del mismo y que se utiliza fundamentalmente para referirse a siglas, como por ejemlo ONU; para deletrear una dirección de correo o para introducir términos de física y química. Este alfabeto dactilológico es más empleado por los oyentes, que pueden así deletrear palabras cuyo signo desconozcan.

«En la lengua de signos no usamos únicamente el movimiento de manos; hay también todo un movimiento corporal, acompañado de la expresión facial», explica Daniel Aguilar, que considera que no es una lengua fácil de aprender para aquel que puede expresarse con la palabra: «El oyente utiliza los canales auditivo y oral, y para él es más difícil cambiar a un canal visual y manual», explica.

La primera barrera del colectivo sordo, que en la provincia puede aglutinar hasta 7.000 personas si se incluyen aquellas con diferentes problemas auditivos, es lógicamente la de la comunicación; las dificultades para entender y hacerse entender, y las limitaciones al acceso de la información. «Además, a mí me ven por la calle y no ven mi discapacidad y eso nos hace más invisibles».

Tres intérpretes

La falta de recursos existentes para favorecer su normal desenvolvimiento en la sociedad lo evidencia un solo dato: en la provincia, con 3.000 personas con sordera total, tan sólo se dispone de tres intérpretes para la gestión de cualquier servicio, exceptuando aquellos dispuestos por Educación en colegios, institutos y Universidad. Así que si cualquier persona de la provincia precisa de un intérprete para ir al médico; a realizar cualquier gestión administrativa o a acudir por ejemplo a sacar un billete de avión, deberá cruzar los dedos para que exista disponibilidad en el momento justo en que lo precisa.

Carencia de intérpretes

La carencia de intérpretes es así más que evidente. De hecho, hace tan sólo unas semanas los padres de los alumnos con problemas auditivos del colegio Augusto Santiago Bellido, de Vélez- Málaga, denunciaban que sus hijos no tenían un profesor de lengua de signos, pese a que éste es el centro en el que la Junta obliga a matricular a los escolares con este tipo de deficiencias.

La presencia de intérpretes en todos aquellos organismos dependiente de las Administraciones públicas es una de las declaraciones de intenciones que recoge la ley que reconoce la lengua de signos en España. En la misa se encomienda a los poderes públicos a promover la prestación de servicios de intérpretes que garanticen el acceso de este colectivo a la educación, la salud (incluyendo las campañas informativas y preventivas); cultura, deporte y ocio; transportes, justicia, participación política y medios de comunicación.

Y si en estos momentos, los intérpretes, que son figuras central para vencer las barreras en la comunicación, brillan por su ausencia, todo los demás está por hacer: «Tenemos el acceso a la comunicación vetada», afirma el presidente de la Federación de Sordos. No sólo no hay intérpretes sino que ni siquiera el subtitulado, con todas sus deficiencias, está extendido. Además, hay aún muchas personas sordas con dificultadas de lectura, debido a que no se ha promovido la enseñanza del lenguaje oral en las escuelas a las que acuden alumnos sordos.

De hecho, la implantación de las denominadas aulas bilingües es otro de los objetivos que persigue la ley. En ellas, además de la lengua de signos, se enseña a los niños a interpretar la lengua oral, a través del aprendizaje de la lectura de labios y mediante la utilización de tecnología tendente a facilitar la audición en aquellos casos en los que es deficiente. Con ello se favorece además que los alumnos aprendan el código lectoescrito, una carencia que presentan con demasiada frecuencia los adultos sordos y que hace que las tasas de analfabetismo en el colectivo sean demasiado elevadas.

«Los avances tecnológicos permiten que una persona sorda o con discapacidad auditiva y sordociega pueda acceder a la lengua oral, que es la de su entorno cultural, laboral y social», contempla la norma. En el caso de la provincia y en este sentido, hay mucho por hacer. En toda la provincia y según el presidente de la Federación de Sordos de Málaga, sólo hay un aula bilingüe, que está localizada en el colegio Miguel Hernández de El Palo.

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