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CONSECUENCIAS. Dificulta la lectura y la escritura. / SUR
Más de diez mil alumnos tienen problemas de aprendizaje en las aulas por sufrir dislexia
MÁLAGA

Más de diez mil alumnos tienen problemas de aprendizaje en las aulas por sufrir dislexia

La Universidad de Málaga desarrolla un proyecto de investigación en 15 colegios para mejorar el diagnóstico. Reclaman que el sistema escolar atienda las repercusiones que genera en el normal desarrollo educativo del niño

GEMA MARTÍNEZ

Miércoles, 31 de octubre 2007, 02:35

Una desorganización del sistema fonológico que se traduce, llegado el momento, en una enorme dificultad para leer y escribir. Se llama dislexia, un término empleado en su día para definir algo así como 'ceguera para las palabras'.

Las investigaciones apuntan a que esas categorías fonológicas que no están bien construidas se vuelcan del mismo modo incorrecto a la hora de traducirlas al código lectoescrito, que hoy por hoy es la puerta de acceso al conocimiento. La sustitución y cambio de fonemas, la incorrecta partición de palabras, las dificultades para fijar su representación visual o la confusión de letras simétricas, como el caso de la 'd' y la 'b' provoca serias dificultades para leer y escribir. En algunos casos, la denominada lateralidad corporal, hace difícil también la distinción entre la derecha y la izquierda.

Según las estimaciones de la Asociación Andaluza de Dislexia, el 15% de la población escolar sufriría esta disfunción. En el caso de la provincia se traduciría en que más de 10.000 escolares se enfrentarían a importantes problemas en el aprendizaje debido a esta causa de difícil diagnostico y por tanto no tratada como una patología que limita la normal evolución del alumno en el sistema educativo.

Sin diagnosticar

Entre el 5 y el 15% de los alumnos con dislexia no estarían diagnosticados correctamente y por tanto no contarían con los apoyos adecuados para su normal desarrollo: «En muchos casos la cuestión se zanja diciendo que el niño es vago, que no atiende en clase, que está distraído, que podría hacer más o que simplemente no vale para los estudios, cuando en realidad lo que ocurre es que su sistema de aprendizaje debe ser distinto. Es igual que si a una persona invidente se le obliga a examinarse por escrito», pone como ejemplo Jesús Gonzalo, presidente de la Asociación Andaluza de Dislexia.

La organización ha remitido una carta a la consejera de Educación reclamando «herramientas y estrategias metodológicas que permitan a estos niños disfrutar de su normalidad sin sentirse frustrados y discriminados diariamente en el actual sistema educativo». La medida ha contado con el apoyo del Defensor del Ciudadano de la Diputación Provincial de Málaga, Francisco Gutiérrez.

Mejorar el diagnóstico de dislexia es uno de los objetivos que persigue el proyecto de investigación pilotado por la Universidad de Málaga y en el que participan otras universidades española y europeas. El estudio, que comenzó en enero y que tiene una duración de tres años, se desarrolla en 15 centros educativos de la provincia y está financiado por el Minsiterio de Educación.

En primer lugar se ha llevado a cabo una selección de alumnos que podrían presentar síntomas de dislexia, para posteriormente aplicarles procedimientos experimentales con el fin de obtener más información y poder fijar parámetros que permitan un mejor diagnóstico: «En la investigación buscamos varias cosas, pero una de ellas es concretar el diagnóstico. Con los medios actuales es muy difícil distinguir entre un retraso en el aprendizaje y una dislexia», explica Juan Luis Luque, profesor de Psicología de la UMA e integrante del proyecto.

Diferenciar sonidos

El segundo objetivo del estudio se centra en detectar en bebés de entre cuatro y ocho meses la desorganización del sistema fonológico que, según apuntan las teorías sobre esta disfunción, estaría en la causa de la dislexia: «Se hace mediante una especie de electrocardiograma. Al niño se le van poniendo sonidos para ver si percibe las diferencias, que se refleja en su tasa cardiaca», indica Luque. Posteriormente se trataría de hacer un estudio longitudinal para ver si los bebés a los que se les detectó esa desorganización en el sistema fonológico son disléxicos a los siete u ocho años.

Según el experto, «los niños disléxicos pasan desapercibidos hasta que ese sistema fonológico se tiene que juntar con el sistema de letras». Es por ello que los problemas más graves se presentan cuando los niños empiezan a leer y a escribir: «Luego, ya en cuarto y quinto de primaria, no quieren ver los libros ni en pintura», afirma el presidente de la asociación, que estima que el 40% del fracaso escolar podría responder a esta disfunción.

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