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DIMENSIONES. El balón tiene más de dos metros de diámetro. / Kiko A. de Toledo
Un robo gigantesco
MÁLAGA

Un robo gigantesco

Sustraen de la rotonda del Marqués de Larios el enorme balón instalado por la NBA con motivo de la visita a Málaga de los Memphis Grizzlies

PPLL

Domingo, 7 de octubre 2007, 15:06

ALGUIEN tiene un enorme balón en su poder. Un balón gigante que debería estar, como estaba hasta la madrugada de este mismo sábado, en la rotonda que preside la estatua del Marqués de Larios en el Centro de Málaga, para recordar que la NBA está en la capital de la Costa del Sol y que el próximo martes los Memphis se enfrentan al Unicaja.

Pero alguien, sólo o en compañía, ha jugado muy sucio y ha decidido apropiarse de un balón que de ninguna manera podrá guardar en un armario, ni siquiera dejarlo aparcado en el rincón del patio, ni por supuesto encestar en canasta alguna; porque el esférico tiene más de dos metros de diámetro.

Y mucho va a tener que soplar el autor del asombroso robo si, como se presume, se vio obligado a desinflarlo de algún modo para poder llevárselo: «Lo habrán pinchado. Con esas dimensiones no se lo van a llevar rodando», dijo ayer el concejal de Deportes, Elías Bendodo, en un tono que sonaba a molesto, quizá por un infudado temor a que el asunto pueda restar protagonismo al acontecimiento que supone tener la NBA en la capital.

Duró poco

La enorme esfera de plástico duro e hinchada con aire fue instalada unos días antes de la llegada de los Memphis Grizzlies a Málaga, y ha durado poco en campo propio: «Llevaba apenas una semana. Es una lástima», manifestó el edil popular, que desconocía la hora del robo y el modo exacto en el que habían procedido para hacerse con el gran y llamativo esférico que, al menos hasta las tres de la madrugada del sábado, estaba bien visible en la céntrica rotonda del Marqués de Larios.

Y eso es precisamente lo más sorprendente, porque, por más modalidades delictivas que se ejecuten en la provincia de Málaga, cuesta imaginarse cómo en esta ocasión han podido sustraer un objeto de tales dimensiones en pleno Centro, pinchándolo y esperando más de tres horas a que se desinflara sin que nadie se percatara de que el balón, sujeto al suelo a través de varios vientos terminados en cierres, perdiera aire y se esfumara.

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