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JUAN CALDERÓN
Martes, 24 de julio 2007, 19:49
El que estaba llamado a ser el buque insignia del nuevo complejo deportivo de la zona del Martín Carpena es, a día de hoy, una estructura abandonada y polvorienta. Dos años después de su primera inauguración el estadio de atletismo Ciudad de Málaga permanece inacabado y sin poder ser usado por los deportistas. A principios de año las constructoras Acsa, Pamasa y Gea 21 exigieron más dinero del presupuestado para acabar la obra. La Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Málaga y el Consejo Superior de Deportes, las tres partes que financian el estadio, se negaron a pagar más de lo firmado, y la Junta, como responsable de la obra, optó por rescindir el contrato con las tres constructoras. Desde entonces, en el estadio de atletismo no se ha movido ni un ladrillo.
Los innumerables contratiempos que han jalonado la historia de esta edificación han culminado con una situación inesperada para una instalación con un presupuesto que supera los 15 millones de euros. Problemas en el pilotaje de la estructura al principio, huelga de canteras después y la ruptura con las constructoras han provocado que el estadio no haya estado acabado para ninguna de las dos competiciones que ha acogido desde 2005.
El 4 de diciembre de 2003 el por entonces consejero de Deporte de la Junta de Andalucía, Antonio Ortega, y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, ponían la primera piedra del futuro estadio en una parcela con una extensión de 82.300 metros cuadrados cedida por el Ayuntamiento. En el mismo acto, las dos administraciones señalaron enero de 2005 como fecha para la finalización de la primera fase del proyecto para acoger así los Campeonatos de España el 23 y 24 de junio de 2005. Con dos años por delante, parecía margen suficiente para acabar la primera fase de la obra.
En julio de 2004, el Consejo Superior de Deportes anunciaba su decisión de participar en la financiación del estadio. Dos meses después, el 29 de septiembre, De la Torre manifestaba que no había motivos para la preocupación por el retraso en la construcción y que estaría finalizado para los Campeonatos de España. «Las obras marchan a buen ritmo y todo estará a punto», dijo el alcalde.
Decepción
Llegó la primera gran cita y el recinto no estaba finalizado. De hecho, el acta de ocupación de la instalación por la que el Ayuntamiento se hacía cargo de la adecuación de los exteriores y de la colocación del material deportivo se produjo una semana antes del comienzo de los Campeonatos de España. Horas antes de las primeras pruebas, todavía se trabajaba para intentar maquillar la zona.
La situación vivida obligó a las partes implicadas a replantearse el futuro. En los siguientes meses la Junta, el Ayuntamiento y el CSD vigilaron de cerca la marcha de las obras, pero al retraso acumulado se unió un problema imprevisto: la huelga de las canteras de Alhaurín de la Torre. Fue la gota que colmó el vaso.
Un mes antes de la Copa de Europa de Atletismo (28 y 29 de junio de 2006) , el director de Infraestructuras y Tecnologías Deportivas de la Junta, Leonardo Chaves, confesaba: «El estadio no va a estar totalmente finalizado para la Copa de Europa». Chaves dijo que las instalaciones podrían acoger las pruebas «sin graves problemas», aunque apuntó que la obra «se rematará después de la competición».
El tercer anillo de la grada se quedó a medio construir y no pudo ser utilizado. Tampoco se instalaron los paneles que cubren la visera ni se adecentaron los exteriores. A pesar de las palabras de Chaves, la obra tampoco se pudo acabar tras la competición debido a la elaboración de una auditoría de fallos, de la que informó este periódico. El estadio acogió la salida de la Vuelta Ciclista a España 2006 en la misma situación de precariedad hasta que en enero pasado, la Junta rescindió el contrato a Acsa, Pamasa y Gea 21 por incumplir lo firmado.
Desde el mes de julio del pasado año, las tres empresas mantuvieron un retén mínimo en el estadio para que no se les pudiese acusar de abandonar la obra, lo que ha provocado que los avances en el último año hayan sido mínimos. Fue esta postura de las constructoras la que dio pie a la decisión de la Junta de Andalucía de rescindirles el contrato, según confirmaron fuentes de la administración andaluza en su día.
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